Cómo explicar la muerte a los niños?


¿Qué podemos decir a un niño que acaba de perder a uno de sus padres, a un hermano o a algún ser querido?¿Cómo podemos estar seguros de que diremos y haremos lo correcto, sin confundirlo y entristecerlo aún más? ¿Y qué ocurre si nosotros también estamos llorando esa pérdida?
Estas preguntas se responden según las distintas edades.
La percepción y la reacción que tiene los niños ante la muerte depende, entre otras cosas de la personalidad, la sensibilidad, la habilidad para enfrentarse a las situaciones, el nivel de desarrollo y la capacidad para los pensamientos abstractos.
Se tienen estudios en los que se indican que los pequeños reaccionan ante la muerte tanto de un modo específico como literal.
La percepción específica significa que los niños ven la muerte como un incidente concreto. Centran la propia muerte y el concepto de la misma, en la persona cercana o tal vez la mascota muerta. Es decir, ven la muerte nada más de ESA persona o de ESA macota, no pueden ver nada más.
El niño se toma se toma en serio todas las referencias de muerte, incluyendo las palabras que oye, las experiencias que vive y las imágenes. Un casual comentario de la madre o de padre "me muero de la risa" o "me vas a matar de un coraje", nos son comentarios que algunos niños toman como forma de hablar, sino como una espantosa posibilidad.
El que los niños sepan entiendan la muerte y sepan afrontarla, depende en gran medida de los adultos. Para ayudarlos a comprender necesitamos ayudarlos a reconocer sus emociones y resolver sus miedos de manera adecuada para su desarrollo.
Ayudando a los niños
Sea consciente de lo que los niños están pensando sintiendo. Obsérvelos mientras juegan o realizan diversas tareas; mientras leen un libro, dibujan, juegan con sus amigos, o en lo que cantan.
Aproveche las oportunidades para hablar de la muerte. Por ejemplo, puede ser la muerte de una mascota. Explíquele que el animal nació y vivió en base a comer y respirar y al final murió. Que el niño entienda que los sentimientos de tristeza son normales y que es mucho mejor hablar de esa tristeza, que guardarla y fingir que no existe. Esto ayuda a curar la herida, pero si se la guarda dentro, tardarán más en curarse.
Sea paciente. El concepto de muerte es complejo y a los niños pequeños les cuesta entenderlo. Los adolescentes están aceptando su propia mortalidad, pero a veces es difícil aceptar la realidad de la muerte. Es posible que necesite muchas conversaciones tranquilas, serias y compasivas para ayudarlos a comprenderla.
Sea objetivo. Emplee lenguaje sencillo y directo, porque así evitará crear miedos e ideas falsas. Responda a sus preguntas con hechos y con exactitud; al mismo tiempo hágale preguntas para asegurarse de que entiendan lo que están diciendo.
¿Cómo lloran los niños la muerte de un ser querido?
Cada niño lo hace de una manera diferente, dependiendo de su desarrollo, su entorno, y de sus experiencias. Hay que tomar en cuenta que el dolor de un niño dará muchos giros, según lo bien que el niño comprenda lo que ha ocurrido. Otros factores que afectarán la reacción son: la manera como se entera del deceso; la relación o proximidad que el niño tenía con la persona fallecida; la estructura de la familia después de la muerte: las relaciones familiares antes del deceso; si las necesidades de los niños se ven satisfechas durante los rituale4s y cómo se satisfacen.
Según las edades
De 0a 18 meses (aproximadamente). Reaccionan angustiándose ante la pérdida de la principal persona que los cuidaba, generalmente la madre. Es posible que capten el dolor de quienes le rodean y de los cambios de rutina., La ausencia de rostros sonrientes y juegos. Los bebés pueden estar malhumorados sin razón, cambiar sus hábitos de alimentación o de sueño o ambas cosas a la vez.
Lo que se puede hacer es encontrar una persona sustituta, una tía o una abuela dispuesta a estar con el bebé y tratar de llevar la rutina habitual.
De 10 meses a 2 años (La edad es variable). Ya reconocen a los adultos que les rodean. Sienten el estado de ánimo de los otros. Es necesario de hablarles con palabras sencillas y claras: “mamá ya no está aquí”, y tratar de mantener la rutina del niño. Abrazarlo y tranquilizarlo. Decirle que en la familia ha ocurrido algo muy triste, que así estarán por un tiempo, pero que después se sentirán mejor.
De los 2 a los 5 años (esta edad puede extenderse). A esta edad sienten la pérdida y experimentan emociones. Son niños muy curiosos y toman de manera literal lo que se les dice, por lo que hay que tener cuidado en las palabras que se emplean. Las palabras vagas e indirectas aumentan el miedo. La muerte es para ellos temporal, es decir, lo toman como un sueño en donde la persona va a despertar o como si fuera a florecer, pueden pensar que e como una semilla y pronto estará nuevamente con ellos.
Buenas maneras
Las creencias religiosas ayudan mucho, sin embargo, se requiere cuidado al uso de las palabras y tomar en cuenta que los niños creen de manera literal lo que se le dice.
• Decirle que esa persona murió porque estaba muy, muy, muy enferma para que no crea que con cualquier enfermedad puede morir.
• Que la persona estaba muy, muy, muy mayor… para evitar que piense que todas las persona mayores a él pueden morirse.
• Que tuvo un accidente tan, tan, tan fuerte… y no piense que tropezarse o caerse de la bicicleta puede provocar la muerte
Esté muy pendiente de ellos y que no se sientan solos, sino que lo tienen a usted para protegerlos y sentirse seguros.
Situaciones
Lo que no debe decirle al niño:
• “Papá se ha ido y no va a regresar”, el niño puede creer que cuando mamá se vaya (a trabajar o dejarlo en el colegio) ya no volverá, además de preguntarse a dónde se fue.
• “Mamá está dormida y ya no despertará”, hará que el niño tenga miedo de ir a dormir o que otra persona lo haga (si dejo que se duerma… despertará o ya no? ¿si me duermo yo, despertaré mañana?)
• “Dios quería a tu hermano y se lo llevó al cielo” Le puede provocar temor de que Dios también quiera a otra persona de su familia (¿y si Dios también se quiere llevar a mi mamá? o ¿Dios no me quiere a mí?) podrían provocar también alguna situación para “irse con Dios” y estar junto a su familiar.
• “Hemos perdido a papá”, pues el niño puede creer que si él se pierde, jamás verá a su familia.
Lo que sí puedes decirles
Explicarles lo que significa morir, que dejan de respirar, de sentir y que ya no estarán con nosotros.
Si los niños lo piden, es sano que vayan al sepelio y puedan despedirse de su ser querido.
Espero que les sirva esto que he escrito. Recuerden que estas situaciones dependen del nivel de desarrollo de cada niño.

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